La otra noche cruzamos volando en bicicleta la avenida Córdoba. Le jugábamos carrera al semáforo. Ganamos, por supuesto.
Yo grité: "¡Y cruzaron el disco!"
Así, del alma, sin recordar especialmente a mi abuelo.
Así te tengo adentro, abue. No como memoria, como parte de mí.
Nunca volví a ir al hipódromo, pero me salen esas cosas cuando corro carreras.
¿Cuándo volvemos? Yo nunca fui y estoy dispuesta a acompañarte.
ResponderEliminar¿Cuándo volvemos? Yo nunca fui y estoy dispuesta a acompañarte.
ResponderEliminar¿Cuándo volvemos? Yo nunca fui y estoy dispuesta a acompañarte.
ResponderEliminar¿Cuándo volvemos? Yo nunca fui y estoy dispuesta a acompañarte.
ResponderEliminarNo me acose, doña.
ResponderEliminar