
Se lo decía, claro, a mi abuela. Cuando yo me empacaba, no tenía sentido hablarme a mí.
Sigo así: si estoy convencida de tener razón, me clavo ahí. El extremo más gráfico es cuando me quedo parada en plena calle, porque ya no puedo seguir ni caminando en ese estado de cosas.
Propio una mula.
Tanta anécdota de tu abuelo, tanta frase suya me dio ganas de volver el tiempo atrás y conocer mejor a mi abuelo, poder crear recuerdos y memorias, saber qué le gustaba y qué no. Murió cuando yo tenia 5 años y mis recuerdos son escasos. A veces me dan ganas de conocer más, de construir un rompecabezas hacia el pasado y entender de dónde vengo.
ResponderEliminarUn saludo grande, tu blog me dio una sensación linda de melancolía y nostalgia.
Gracias, Tomás. De todo lo que escribiste se trata este blog. Me daré una vuelta por el tuyo. Un beso.
ResponderEliminar