sábado, 22 de septiembre de 2007

Un enigma

Cuando yo me portaba bien, mi abuelo me llamaba cariñosamente "Mortadela".

"Mortadela" venía de "amor". Primero me decía "amor", luego "amortadela","mortadela" y finalmente "mortadelita familiar".

Me pregunto: ¿vendría de alguna publicidad antigua de fiambres? ¿O simplemente de la imaginación de mi abuelo? ¿Alguien puede ayudarme?

Firmado: Mortadela.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Agua que no has de beber

Mi abuelo creía en Dios y de tanto en tanto se abonaba a algún santo o culto que estuviera de moda. Así pasaron Garrincha, San Cayetano, La Rosa Mística, Ceferino Namuncurá, los pastores evangélicos, etcétera, etcétera. Pero un caso de devoción sostenida fue el de la Difunta Correa.

En el baño de servicio, que quedaba pegado a la habitación en la que yo no dormía pero tenía todos mis juguetes (tema no para otro post, sino para otro blog), en el botiquín, había un vaso con agua y detrás, la estampita de la Difunta Correa. Mi abuelo me había explicado que se le ofrendaba agua porque ella había muerto de sed en el desierto.

Ahora, lo escalofriante: obviamente, el agua bajaba.

¡Milagro!

A mí la Difunta Correa y su vasito con agua me producían tanto terror que no usaba ese baño: si tenía que hacer pis, lo hacía en el patio de al lado, en la rejilla (en general no llegaba al baño principal; en fin, lo dicho, tema para otro blog sobre mis problemitas).

El colmo del espanto fue una vez que decidí simular que me faltaban dientes, mediante el sencillo truco de manchármelos con chocolate Águila. Quise convencerme de que la Difunta Correa era copada, que si mi abuelo le daba agua estaba todo bien con nosotros, y me miré en el espejo del botiquín del bañito chico, como lo llamábamos. Pero cuando me vi a mí misma con mi sonrisa de bruja desdentada y de reojo la estampita y el vaso, me pareció que aquello era una profanación de su santuario y que la Difunta Correa no me lo iba a perdonar jamás.

Creo que nunca más entré al bañito chico. Por suerte, cuando yo tenía diez años nos mudamos.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Frituras

Para mandarme a cagar, mi abuelo me decía: "Andá a freir churros" o bien "Andá a freir papas".

En realidad, por fonética, sería algo así como: "Andá fri churros/papas".

Ya sé que la expresión es conocida, pero si la pensamos un poco... qué imagen rara, ¿no?

sábado, 15 de septiembre de 2007

Adelante radicales

Mi abuelo tenía un amigo que se llamaba Orlando y vivía en Victoria. Una vez fuimos a comer a su casa y fueron también otros amigos que yo nunca había visto ni volví a ver.

De la estadía en su casa sólo recuerdo que daban en la tele las dos pelis de He-man y She-ra, lo cual me sustrajo totalmente de la realidad. Miento, recuerdo también que en el frente de la casa de Orlando había un kiosco que atendía la patrona y que en el jardín vi por primera vez conejitos (me refiero a las flores). Flores, golosinas y He-man, qué más podía pedir.

Retorné al planeta Tierra en el viaje de vuelta en el tren. Volvíamos con estos otros amigos y yo empecé a darme cuenta de que todos esos señores, incluido mi anciano abuelo, estaban bien borrachos. Uno de ellos empezó a cantar a los gritos la marcha radical y todos los demás se sumaron. Mi abuela estaba muy abochornada. Yo me reía mucho.

Adelante, radicales,
adelante sin cesar.
Viva Hipólito Yrigoyen
y el partido radical.
¡Alfonsín, Alfonsín!

Así, con ese grito, cerraban la marcha antes de volver a empezar, como un disco rayado.

En un momento dado, uno de los amigos se cayó al suelo. Y ahí hasta yo, con mi poco desarrollado sentido del patetismo, me di cuenta de que algo andaba mal.

No volvimos a Victoria nunca más. De Orlando supimos que estaba enfermo y después, obvio, que había muerto. Desde aquí, un saludo a su viuda, si vive (y tiene el kiosco).

jueves, 13 de septiembre de 2007

En un bosque de la China

En un quebos de la Nachi
una nachi se dioper
y moco yo era un didoper
nos moencontra los dos.

Rae de cheno y la tachini
niate domie, niate domie
de andar tasoli.
Voandu un copo y se tosén.
Tojún a la nachi, tojún a la nachi
me tesén yo.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Nieve en Buenos Aires

Yo sabía que mi abuelo había visto nevar en Buenos Aires cuando era chico. Y dado que su primer trabajo fue a los once años (en una herrería), y que seguramente para él la infancia era antes de su primer trabajo, la nevada no me agarró desprevenida. Mientras todos ponían la tele para enterarse si alguna vez había nevado en Buenos Aires y cuándo, yo conjeturé bastante acertadamente que tenía que haber sido entre 1913 (sus cinco años, como para que se acordara) y 1919 (el fin de su niñez, a los once).

Fue en 1918, aclaro.

También a los once empezó a fumar, pero no le encuentro mucha utilidad a este dato.

Confesión: este post tiene el secreto objetivo de atraer a nuevos lectores que googleen "nieve en buenos aires".

martes, 11 de septiembre de 2007

La sarru

"La sarru" era mi abuela materna, que es judía.

Supuestamente así hablaba con disimulo delante mío, mi abuelo.

Para mí era tan natural que hablara de ella como "la sarru" que no me daba cuenta ni del matiz antisemita ni del supuesto disimulo.

Para los no avivados: "sarru" es el vesre (revés) de "rusa", y "ruso" en lunfa es judío en general. De nada.

Una nota al pie: Mi abuelo tenía bastante buena onda con mi abuela materna, no vaya usted a creer.

lunes, 10 de septiembre de 2007

"¡Marmota!"

Así me decía cuando me mandaba alguna macana, como que se me cayera alguna cosa al suelo, por ejemplo, o que habiéndome ya perdonado, pensara que él seguía enojado conmigo.

Era esa palabra sola, gritada con su voz de ex fumador: "¡Marmota!"

A mí me ponía loca, me parecía que no podía existir insulto peor, y redoblaba la apuesta del llanto.

(Creo que más allá de un carajo al final de una frase, nunca me dijo nada más fuerte que eso).

sábado, 8 de septiembre de 2007

La plata es sucia

Eso decía mi abuelo cuando me mandaba a lavar las manos, después de contarle las monedas.

Él trabajaba como vendedor de tarjetas de estacionamiento, y la principal diferencia la hacía con las propinas. En casa, yo le contaba las monedas y luego él le llevaba el cambio a sus entrañables compinches de la agencia de lotería.

ABUELO: Lavate las manos.
YO: Ya voy.
ABUELO: ¡Te dije que te laves las manos! ¡Qué chica, carajo!
YO: ¡¡¡Ya voy!!!

Así solían terminar esas sesiones de trabajo colectivo. Entonces mi abuelo, por un par de días, no me dejaba contar las monedas porque, decía, "la plata es sucia" y yo no era muy amiga del jabón.

La sobreinterpretación de esta máxima corre por mi cuenta, pero me parece pertinente.

Semáfaro

Mi abuelo decía "semáfaro".

También "teléfano", pero no siempre.

Y "alverja" por "arveja", pero esto está aceptado por la Real Academia Española.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Olmedo

Advertencia preliminar: La siguiente historia puede despertar expectativas desmedidas sobre el devenir de este blog, pero no puedo contenerme.

Mi abuelo compraba el Clarín todos los días. Y lo leía a conciencia, en casa o en la plaza mientras yo jugaba.

Unos días después de la muerte de Alberto Olmedo, mi abuelo leía el diario en el comedor de casa. De pronto, levantó la cabeza y nos anunció muy consternado: "Encontraron droga en la gorra de Olmedo".

Yo no le recordaba más gorra que la del Capitán Piluso. Y Piluso + drogas me parecía una combinación por lo menos extraña.

Así que allí fui, movida por esa curiosidad mía que a mi abuelo le parecía un signo de inteligencia, a leer por mí misma el titular del diario. Decía más o menos así: "Hallan droga en las vísceras de Olmedo".

En la visera, para mi abuelo.

Le parecía delicado

Le parecía delicado decir "portasenos" por "corpiño".