Mi abuelo estaba en el geriátrico donde hubo que internarlo ya que necesitaba atención las 24 horas. Mi abuela iba a visitarlo todos los días y yo, los sábados y domingos (era época de clases).
Un día, después de almorzar en el comedor, mi abuelo le pidió algo de la pieza a mi abuela. Cuando nos quedamos a solas me dijo: "no la abandones nunca a la viejita".
Yo entendí que estaba dejando algunas cosas en orden antes de partir y le hice todas las promesas que él quería. Murió pocas semanas después.
Me fui de la casa de mi abuela a los dieciocho años. En ese sentido, en el más superficial, falté a mi promesa.
El 25 de mayo estreno una obra de teatro que se llama Ábaco. Hay mucho de la relación con mi abuela en esa pieza. Relación contradictoria, de amor y odio. En estos últimos días de ensayo, me acuerdo de este pedido de mi abuelo ("no la abandones nunca a la viejita") y me pregunto qué es abandonar a alguien.
Escribí una obra que cuenta parte de su historia, que la muestra compleja como era, que no es más que un reclamo de afecto de principio a fin. Mi abuela ya no está, pero yo siento de pronto que no abandonarla es esto.
Guardarla en la memoria y a la vez, compartirla.
Como hago con mi abuelo desde hace ocho meses en este blog.
sábado, 17 de mayo de 2008
No abandonar
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3 comentarios:
veo esto después de haberte mandado recién ese pequeño y mail y tengo ganas de repetir lo que ahí te digo, con un nudito en la garganta.
y tengo ganas de conocerte un montón más
Viendo de afuerita nomás la relación que tenías con tu abuelo, no me extraña que en cierto modo tu abuela haya quedado un poco desplazada. Si podés agarrar asuntos pendientes y convertirlos en algo, vas a estar bien.
Pérez no pude ir al estreno, la traidora de mi hermana se fue al Tigre, a vos te parece? ¿Cómo salió todo? ¿Hasta cuándo se puede ir?
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