martes, 20 de octubre de 2009

El ojo ajeno

Mis abuelos se daban mucha manija criticando a Pinti por malhablado.

Mi abuelo podía putear a Dios y María Santísima y no pasaba nada.

viernes, 9 de octubre de 2009

¿Hola?

¿Alguien me explica el origen y/o significado de esta alternativa al simple "hola" que usaban mis abuelos para saludarme?

"Hola, Manola, te traje una lola. Hola, mi amor, te traje un alfajor".

En realidad, uno decía primero "Hola, Manola, te traje una lola" y yo tenía que contestar "Hola, mi amor, te traje un alfajor".

¿Era una publicidad antigua? ¿Sería de radio? ¿Qué cosa era una lola, ya que no creo que fuera un pecho?

miércoles, 7 de octubre de 2009

Tarjeta de embarque

El señor José y yo nos vamos de viaje.

Pueden seguir nuestras aventuras en el blog Allá es distinto.

Pero no dejen de asomarse por aquí, que cuando me temo que se agotaron los dichos y anécdotas de mi abuelo, siempre aparece algo más.

sábado, 3 de octubre de 2009

Los hippies

A mi abuelo no le gustaba nada la feria artesanal que desembarcó a mediados de los '80 en la Plaza Belgrano.

Se refería a "los hippies" muy despectivamente (y, cosa rara en él, lo pronunciaba bien). Yo nunca había escuchado hablar antes de hippies. Mi abuelo era puro prejuicio y lugar común: me explicaba que eran sucios, vagos, etc.

Por mi parte, yo estaba enojada con la feria porque los fines de semana me reducía el circuito de la bici.

Después, cuando ya no vivía a media cuadra, comencé a amarla. Y es un romance que dura hasta hoy. Me parece que en ningún otro lugar encuentro cositas para mí y para regalar como en esa feria. ¡Vivan los hippies de Plaza Belgrano! Mañana voy por allá.

viernes, 2 de octubre de 2009

Muñecas

Cuando mi abuelo vendía tarjetas de estacionamiento en la puerta de la Galería Belgrano, tenía la costumbre de hacer la vista gorda cuando paraba la camioneta de la juguetería. A cambio recibía generosas propinas y... ¡muñecas para mí!

Éstas son las muñecas que me regaló mi abuelo:

- Una bebota gigante, que casi me tenía que hacer upa ella a mí, a la que yo llamé Jorgelina.

- Una bebota algo más chica, que cuando le apretabas la panza daba besitos. Se llamaba Kissie, creo que porque lo decía la caja.

- Una Barbie Trenzas, con su trenzador.

- Una Barbie Cocktail, por lejos la más bella de todas las Barbies.

Mi baba me traía muñecos con ropas típicas de los lugares a los que viajaba, me compraba libros y me llevaba al Colón a ver la ópera para niños. Mi abuela Argentina no me regalaba nada. Mi abuelo, digo siempre, era el único que entendía que yo era una niña y me regalaba esas muñecas que sólo servían para jugar.