lunes, 30 de junio de 2008

Palanca

Cuando alguien podía gestionar cosas por fuera de los caminos formales, mi abuelo decía que "tenía palanca".

También existía el verbo "apalancar".

Doy ejemplos. Cuando nos íbamos de vacaciones a los hoteles estatales de Chapadmalal, era porque alguien del comité tenía palanca en la oficina que determinaba qué postulantes iban y en qué quincena.

(También hubo palanca para conseguir un geriátrico para mi abuelo, pero este ejemplo es medio bajón, mejor nos quedamos con el otro).

La imagen de la palanca es muy gráfica. Considero muy lograda esta palabrita.

sábado, 28 de junio de 2008

Cumpleaños

Si algo no entendía mi abuelo, eran los ataques de mal humor y llanto que me agarraban en mis fiestas de cumpleaños.

En lugar de un simple "ya está, ya pasó, todo va a estar bien", se enojaba conmigo, yo me ofendía con él y entrábamos así en la conocida espiral descendente hacia nuestro peor infierno compartido.

Hoy es mi cumple.

miércoles, 25 de junio de 2008

Besuquero

Mi abuelo daba besos de buenos días, de buenas noches y cada vez que entraba o salía de casa.

Antes y después, se la pasaba puteando.

Mi abuelo era un mimoso de incógnito.

lunes, 23 de junio de 2008

Regalo de cumpleaños

Amanda, una amiga de mis abuelos que vivió un tiempo en casa, le había regalado al viejo una corbata.

La corbata era al mismo tiempo amarillo patito y dorada. Un dorado patito, que no es lo mismo que un patito dorado (malísimo el chiste). Tenía además unos dibujitos geométicos bordados.

(No, no soy tan "Funes el memorioso", tengo fotos).

A mí me volvía loca esa corbata y le vivía preguntando a mi abuelo cuándo se la iba a poner. Hasta que me confesó que no le gustaba. Yo, imperturbable, trataba de hacerle ver lo copada que era, sin éxito.

Para un cumpleaños mío, le pedí como único regalo que se la pusiera. Y el viejo, que no tenía ningún sentido del humor que le permitiera sortear el ridículo, se la puso.

En breve cumplo años. Treinta y uno. Me pregunto qué regalo le pediría a mi abuelo si lo tuviera hoy acá.

(Acá la bloguera piensa, se toma la barbilla, traga saliva porque la pena se le atraganta, espía por encima de la pantalla de la notebook a su chico que trabaja en la otra máquina, se ceba un mate lavado y sigue).

No a él, pero pediría como regalo soñar que me despierto el día de mi cumple número 31 con la voz de Héctor Larrea en la radio. Mi abuelo está en la cocina de mi casa, con la pava al fuego. Me da un beso de buenos días y me dice "Mária". Nos ponemos a matear, él con azúcar, yo sin. Charlamos como nunca pudimos. Y le pregunto sobre aquellas cosas de las que no hablaba: su papá, su hermano, la cárcel.

Le pregunto por mi viejo. Le pregunto por el día que los milicos lo fajaron por no cantar su dirección. Le pregunto por el día que me recibieron.

Le pregunto si es cierto lo que creo, que fui la gran revancha amorosa de su vida. Me contesta que sí.

Y me dice una vez más "Mária". Y me despierto.

¿Podrá ser ese regalo? Es un sueño nomás. Es gratis. Como ponerse una corbata.

viernes, 20 de junio de 2008

Merengue

Mi abuelo no diría que su nieta está movilizada ni confundida.

Diría que tengo flor de merengue.

miércoles, 18 de junio de 2008

Raúl

Así se llamaba el hermano de mi abuelo.

Creo que era más chico. Y que no tenía segundo nombre. Pero no estoy segura.

Murió de tuberculosis en el Hospital Tornú, no recuerdo bien a qué edad, me parece que entre los treinta y los cuarenta años.

Según mi abuela, "era un bohemio". "Andaba en la noche, con artistas". Mi abuelo no hablaba de él. El motivo está claro para mí: le dolía demasiado.

Cuando a mi abuelo lo internaron en el Hospital Tornú, estaba furioso / aterrado. Pensaba que seguía siendo "de infecciosos" y estaba bastante sugestionado con que él también se iba a morir ahí (no pasó).

Alguna de las fotos de joven que tengo de mi abuelo, es en realidad de Raúl. No sé cuál, pero eso lo sé.

martes, 17 de junio de 2008

Merienda

Mi abuelo trabajaba de tarde, vendiendo tarjetas de estacionamiento, como sabe cualquier lector asiduo de este blog. Así que meriendas compartidas no había.

Yo volvía de la escuela, generalmente con mi amiga Catalina, y tomábamos la leche con Toddy con alguna galletita, supongo. Mi abuela nunca fue muy repostera.

Ahora que lo pienso, a mi abuelo tampoco lo perdían los dulces. Se ve que lo mío es genético y no ambiental.

La única cosa dulce que recuerdo asociada a mi abuelo, son los cañoncitos con dulce de leche que me compraba en la panadería "El Cañón". Sí, cañoncitos de "El Cañón". Pero eso era de mañana, cuando yo lo acompañaba a buscar pan.

Este post es en adhesión al evento La Batalla de las Meriendas, cuyo espíritu me pareció muy afín al de este blog, aunque ahora, escribiendo, venga a descubrir que no tengo ningún plato típico de mi abuelo para convidarles. Ni siquiera puedo llevar cañoncitos comprados porque "El Cañón" es ahora un negocio de ropa. Sigo pensando...

lunes, 16 de junio de 2008

Padre

En la función del domingo de Ábaco, sobre el final, cuando la música afloja todo, desde la cabina, muy bajito, les dije a los dos:

"Esta función es para vos, papá. Y para vos, abuelo, que eras lo más".

Ése fue mi día del padre.

domingo, 8 de junio de 2008

Escolazo

Mi abuelo no era aficionado a los juegos de azar ni mucho menos ludópata.

A mi abuelo le tiraba el escolazo.

jueves, 5 de junio de 2008

Fe de erratas

Donde dice aquí al lado, en la mini biografía de mi abuelo, que el susodicho "estuvo preso", debió decir que estuvo "en gayola", "engayolado" o "a la sombra".

Nota al pie: la imagen corresponde al Manneken Pis, la estatua de un niño meón que es ícono de la ciudad de Bruselas, desconocida por mi abuelo, amada por mí (la ciudad, no la estatua, la estatua me parece una porquería).

martes, 3 de junio de 2008

El amor es así

"Tener un metejón". "Estar metejoneado".

Así se le decía al enamoramiento en casa.

No puedo jurar que la expresión fuera exclusiva de mi abuelo, pero si había alguien en esa pareja que creía en el amor, era él y no ella.

domingo, 1 de junio de 2008

¡Qué paqueta!

Había cosas para usar todos los días y cosas "para paquetear". Cosas que me hacían lucir "paqueta". Hoy diría producida.

Por ejemplo: las guillerminas de charol rojo que compramos en la zapatería de Juramento y Cabildo. Esa compra fue en sí toda una salida. Fuimos los tres juntos (era raro que hiciéramos algo los tres juntos) un sábado a la mañana.

Tan especial fue, que debemos haber ido con ropa para paquetear. Estoy segura.

Nota al pie: Claro que los zapatos de la foto no son aquéllos, pero ya bastante satisfecha me siento de haber encontrado una imagen de guillerminas rojas.

Nota al pie de la nota al pie: Cómo me está gustando de pronto autocomentarme en pequeño en el cuerpo del post.