Mi abuelo iba seguido al Hipódromo de Palermo (y volvía cantando: "Palermo, me tenés seco y enfermo"). Casi me atrevo a afirmar que eso sucedía todos los fines de semana, no recuerdo si sábado o domingo, y si no era así, ¿quién me desmiente?
Con menor frecuencia, era posible verlo en San Isidro, creo que para el Premio "Carlos Pellegrini".
El otro día, de visita en La Plata, recordé que alguna vez su pasión burrera lo llevó hasta el hipódromo de esa ciudad. Eso, y no un clic en el facebook, es fanatizarse con algo.
sábado, 6 de diciembre de 2008
Hazte fan
Etiquetas:
anecdotario,
tango
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
simpática anécdota y genial el comentario final, match point!
con lo que me gustan los burros!!!
eso si, nunca entendí como es el sistema de apuestas... pero ver a los caballos correr es tan lindo
Publicar un comentario