- Diez de pan, diez de vino, diez de queso.
- Falta el fiambre.
- Ah, bueno, por eso: diez de fiambre, diez de vino, diez de pan.
- Falta el queso.
- Ah, bueno, por eso: diez de queso, diez de fiambre, diez de pan.
- Falta el vino.
- Ah, bueno, por eso: diez de vino, diez de fiambre, diez de queso.
Y así, eternamente.
Era un juego que había con mis abuelos. Se decía muy rápido, tipo trabalenguas. Uno hacía el personaje del que había mandado comprar las cosas y otro, el del che pibe.
Para mí había una gracia extra en hacer rimar "eso" y "queso". Y en no repetir el orden de los elementos.
Me encantaba. En cambio, el cuento de la buena pipa me parecía de lo más pelotudo.
sábado, 30 de agosto de 2008
Un juego pavo
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