Cuando ya no sabía qué hacer conmigo, elevaba la vista al cielo y con las manos en alto, separadas más o menos el ancho de los hombros, exclamaba: "¡Bajá, Manolo!"
Ni idea de quién era Manolo ni cuál podía ser el origen de ese código consigo mismo que tenía mi abuelo.
martes, 12 de febrero de 2008
Que baje y explique
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palabritas
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