Mi abuelo tenía unas chinelas de cuero marrón con dos tiras cruzadas. Ahora se usan para la calle, preferentemente cualquier callecita de Palermo, pero en ese entonces eran las chinelas que los viejos usaban de entrecasa.
Mi abuelo jamás decía "chinelas", sino "chancletas".
Cuando se acababan las canciones, cuando de las puteadas eufemísticas pasaba a las puteadas desnudas y eso tampoco alcanzaba, cuando él gritaba y yo gritaba encima, aparecía La Chancleta.
Chancleta en mano, me corría por la casa como si fuera a zurrarme. Me corría es un modo de decir: a mi abuelo le tomaba toda la tarde recorrer cuatro o cinco veces la cuadra en la que vendía las tarjetas de estacionamiento, así que sus posibilidades de alcanzarme eran más bien nulas.
O sea, me seguía con la chancleta, sabiendo que no iba a alcanzarme.
Yo me reía con la crueldad de los niños, pero también sabía que él estaba enojado en serio y me sentía tan en falta que mejor invertir los términos y ofenderme.
jueves, 15 de noviembre de 2007
La chancleta
Etiquetas:
anecdotario
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2 comentarios:
Que infancia nieta!
A mí mi vieja me corria, chancleta en mano. Es un feo recuerdo. Nunca me alcanzó
mi abuelo usaba las mismas chancletas...con as medias grises que usaba con los zapatos
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